Cuando Disney compró Lucasfilm, y con ella Star Wars, y anunció que se pondría manos a la obra con los episodios VII, VIII y IX, pensé que pasaría mucho tiempo sin volver a ver nada sobre las Guerras Clon y toda la etapa que abarcan las "precuelas" dirigidas por George Lucas hace 10 años. La cancelación de la serie The Clone Wars durante su sexta temporada con el fin de centrar los esfuerzos del departamento de animación de Lucasfilm en Rebels, una serie basada en la época Imperial, fue la constatación de ello. Pensé que se acabarían para siempre las batallas de los clones contra las hordas de droides de combate, los feos Neimoidianos y las conspiraciones de Coruscant para centrarnos en lo que siempre se ha conocido por Star Wars, es decir, el Imperio, los Rebeldes, Darth Vader, etc.
En cierta forma fue algo que me contentó, no me malinterpretéis, me encantaba The Clone Wars, pero después de seis temporadas, la mini-serie anterior de los Tartakovsky Clone Wars, infinidad de cómics y la trilogía de las "precuelas" aún reciente, era algo de lo que estaba un poco saturado. Era hora de empezar a indagar en la etapa imperial, especialmente de una parte de la que sabíamos poco, cómo era el Imperio Galáctico desde Episodio III a Episodio IV.
Sin embargo, la vida da sorpresas, y precisamente fue un personaje de Rebels, Kanan Jarrus, líder de la célula rebelde y Caballero Jedi en el exilio, quién nos hizo volver de nuevo a las Guerras Clon. Regresamos a aquel conflicto interplanetario, pero no para contar el descenso de Anakin hacia el lado oscuro, algo que ya hemos visto, ni para hablarnos de la corrupción de la Republica, ni siquiera para hablar del nacimiento del Imperio, sino para hablar de la Orden 66 y de cómo Kanan sobrevivió a ella para acabar convirtiéndose en lo que es.
A partir de aquí advertirmos de que la crítica conlleva Spoilers.
Mucho antes de que Kanan Jarrus fuera un sabio líder de la rebelión contra el Imperio, era un pequeño Padawan inexperto llamado Caleb Dume que luchaba contra el ejército droide de la Confederación de Sistemas Independientes junto a su maestra Depa Billaba, quién se había fijado en él años antes por sus actitudes, por encima de la de cualquier otro Padawan.
El pequeño Caleb había encontrado su sitio en la Galaxia liderando el batallón Clon junto a Grey y Styles, los clones al mando con quiénes, tanto él como Billaba, tenían una gran camaradería. Caleb aprendía de las artes Jedi a medida que iba destruyendo con cierta facilidad a los droides de combate enemigos, a quienes rebanaba como a la mantequilla con su sable láser.
Caleb había encontrado la paz en la guerra, irónicamente. Pero eso iba a durar poco, ya que el fin de las Guerras Clon estaban prontas a acabar y la Orden 66 sería su rimbombante final. Por supuesto, ni él ni su maestra serían capaces si quiera de imaginar qué ocurriría al final.
La batalla en el planeta Kaller, un mundo controlado por la Confederación, que finalmente es liberado por las fuerzas de la República, es dura. Sin embargo, y hasta descansar bajo las estrellas, llega un mensaje desde Corusant por parte del Canciller Palpatine; "ejecute la Orden 66".
Los clones, que hasta hace sólo un momento eran los compañeros inseparables de Caleb y Depa se tornan contra ellos con una furia asesina y Depa intenta frenarlos como puede, dándole a su Padawan la posibilidad de escapar. Caleb se bloqueó al ver como sus propios soldados se volvían contra ellos y como su maestra tenía que matarlos. Sin embargo, finalmente hizo caso y escapó, pasando a la clandestinidad en la que vivió hasta adoptar la falsa identidad de Kanan Jarrus.
Kanan: El Último Padawan es un cómic interesante sobre el originen de este personaje, centrado en una época oscura de su vida, como lo fue sobrevivir al exterminio Jedi y empezar a adaptarse al exilio. Tiene un lenguaje mucho más adulto que Rebels y mucho más introspectivo. Nos adentraremos en la psicología del personaje y llegaremos a entenderle a través de las situaciones que vive, que llegan incluso a ser chocantes. Sabremos el motivo de porqué odia tanto al Imperio y qu é situaciones le hicieron madurar. Un relato imprescindible de las Guerras Clon y del devenir de la Orden Jedi.
Tiene un guión maduro y sólido de Greg Weisman, capaz de resumir la contienda y la purga Jedi en unas pocas páginas, y unos dibujos con un cierto toque Marvel, que no por nada es su editora, por parte de Pepe Larraz. Destacan especialmente las escenas de acción, donde el movimiento queda retratado de forma dinámica gracias al talento de Larraz.
Una historia pequeña, sobre la desventura de un pequeño Padawan en un momento convulso, pero que acabará convirtiéndose en algo mucho más grande. Desde aquí lo recomendamos altamente.
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