Dragon Ball Super empezó con muy buen pie adaptando la película La Batalla de los Dioses y posteriormente La Resurrección de Freezer pero se fue suavizando en la saga de Champa y el torneo entre universos que no ofrecía nada realmente nuevo ni emocionante más que una versión benigna de Vegeta y Freezer y un rival interesante pero mal aprovechado (Hit). Sin embargo, la serie está madurando y nos está sumergiendo en un arco de lo más interesante con uno de los enemigos más enigmáticos que jamás han pasado por la historia de la franquicia: Goku Black.
Para quién no esté al día, Goku Black es una versión siniestra y maligna de Goku que vive en el futuro alternativo de Trunks y que ha conseguido viajar en el tiempo hacia la línea temporal de Goku y sus amigos. Tras el encontronazo, éstos han ido en busca de respuestas y han conocido al dios Zamasu, del que se ha especulado que es la verdadera identidad de Goku Black. Tras esto, nuestros héroes han viajado con Trunks a su futuro para encontrarse con él cara a cara y aquí es donde nos sitúa la serie.
El capítulo ofrece el primer encontronazo serie entre nuestros héroes y Black pero no sólo eso, sino que es la presentación de la transformación oficial de Black, el Super Saiyajin Rosa y su gran técnica el Kame Hame Ha Oscuro. Black por supuesto demuestra su superioridad en todo momento dejándose golpear por un Vegeta enfurecido, algo que es un cliché de la serie (Goku SSJ4 hizo lo mismo con Baby, por ejemplo) para luego darle un golpe seco y dejarlo K.O. con su energía cortante. Black es probablemente el primer rival serio que tiene esta secuela de la serie, teniendo en cuenta que el combate contra Bills no fue a muerte y que Freezer renacido nunca tuvo ninguna posibilidad real contra el poder de Goku y Vegeta.
También es una muestra notable de la violencia a Dragon Ball más allá de Dragon Ball Z después de que esta serie dulcificara mucho una saga que se caracterizaba por la destrucción y los combates sin tregua. El combate entre Vegeta y Black es a muerte, dándolo todo en cada momento, no es un cara a cara en el que se miden los contrincantes sino una lucha por la supervivencia propia, algo que se añoraba en la serie, especialmente después de la saga del campeonato entre universos. Después de que viéramos sangre por primera vez (aunque sea la de los Barbari alienígenas) por fin vemos un cara a cara en condiciones entre Vegeta y Black con consecuencias catastróficas para el príncipe de los Saiyajin.
Otro de los puntos fuertes del capítulo es que por fin vemos cómo es el futuro alternativo de Trunks, un futuro destruido y distópico que ni siquiera pudimos ver en la serie original y que aquí se nos muestra. Los soldados, los refugiados y los tonos oscuros dan verosimilitud a un mundo en ruinas y a un planeta atemorizado por un demonio con la cara de Goku. Como curiosidad, volvemos a ver a May, la cual no había muerto por el ataque de Black, y nos encontramos con el Yajirobe del futuro que, al parecer, sobrevivió al ataque de #18 (tal cómo se nos mostró en el flashback, 18 mataba a Yajirobe) y vivió en el mundo alternativo de Trunks hasta la llegada de Black. La presencia de Yajirobe tampoco es gratuita, pues según este fue salvado en el último momento de morir a manos de los androides gracias a Karin-sama.
En definitiva es un excelente capítulo y uno de los mejores hasta la fecha, veremos cómo se desarrolla la batalla contra Black, pero todo parece indicar que la serie ya va por fin cuesta arriba.
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