Uno de los elementos más habituales de Star Wars es el desierto. Tanto el clásico planeta Tatooine como Jakku son planetas desérticos y éstos han estado más o menos presentes en seis de las siete entregas de la saga hasta ahora.
El desierto está lleno de luz, que también representa la inocencia del personaje, el inicio del camino. Por eso han tenido especial relevancia en cada una de las primeras películas de cada trilogía, es decir, en La amenaza fantasma, Una nueva esperanza y El despertar de la Fuerza.
Más adelante, el personaje se ve sumido en las sombras cuando su andadura le lleva hasta el momento de enfrentarse a su miedo, al mismísimo Darth Vader. Quizá esto nos de una pista del camino que tomará Episodio VIII del que ya se dice que va a ser más oscuro y va a tener un tono atípico.
El desierto está lleno de luz, que también representa la inocencia del personaje, el inicio del camino. Por eso han tenido especial relevancia en cada una de las primeras películas de cada trilogía, es decir, en La amenaza fantasma, Una nueva esperanza y El despertar de la Fuerza.
Más adelante, el personaje se ve sumido en las sombras cuando su andadura le lleva hasta el momento de enfrentarse a su miedo, al mismísimo Darth Vader. Quizá esto nos de una pista del camino que tomará Episodio VIII del que ya se dice que va a ser más oscuro y va a tener un tono atípico.
En el momento en el que Luke se enfrenta a Vader la luz es muy tenue, estamos casi a oscuras, al contrario que en Tatooine, donde la luz que baña al escenario es muy intensa.
El ambiente salvaje y natural de Tatooine, lleno de arena, bandidos tuskens y grandes horizontes se reduce en un lugar cerrado, donde incluso el gas y el humo evita que veamos más allá de unos pocos metros de donde están los personajes. El aspecto natural se desecha y en su lugar tenemos un lugar frío, tecnológico y oscuro. Esto viene a significar que el héroe, Luke, ha llegado al punto más álgido de su camino, donde la inocencia ha muerto definitivamente y que tiene su climax en la famosa revelación de Vader.
Irónicamente, después del combate, se vuelve de nuevo a un plano cálido y abierto, en concreto justo en el momento en el que Luke espera ser rescatado por Leia en el Halcón mientras cuelga de la Ciudad de las Nubes. De alguna forma, volvemos al mundo del que venimos después de haber realizado el camino a la oscuridad y, de nuevo, amanece. Como diría Batman, "la noche es más oscura justo antes de amanecer."
Algo muy similar a esto tenemos en La venganza de los Sith en la que volvemos a Tatooine en el momento en el que Obi-Wan le da al bebé a los granjeros que los cuidarán. Después de los eventos oscuros y terribles que ocurren en el film, vuelve la esperanza y con ella el amanecer en el pequeño planeta desértico de Tatooine.
La esperanza aflora después del ocaso de la oscuridad, tanto en El Imperio Contraataca como en la Venganza de los Sith.
Además, el desierto viene a significar el aislamiento. Tanto Luke como Anakin y también Rey son personajes que en su juventud se sienten solos y encerrados en un sitio que aunque sea basto en extensión también también es solitario y sin oportunidades. De alguna forma, el desierto hace de contraste para su destino más allá de las estrellas.
Es por esto que el desierto juega un papel tan importante en la saga, porque representa tanto la inocencia del héroe como el inicio del viaje, donde todo es yermo, hasta la infinidad del cosmos. No es por otra cosa que Star Wars siempre prefiere partir desde un punto muy pequeño y crecer hasta el infinito, pero siempre teniendo en cuenta ese lugar pequeño, apartado y polvoriento donde empezó la historia. Otro momento donde esto se ve en la protagonismo de R2-D2 y C-3PO al principio del film. La epopeya galáctica más grande de todos los tiempos empieza con dos de los personajes más pequeños de ese mundo.
"Estamos hechos para sufrir, es nuestro destino en la vida"